La final de la Champions es cada año un espectáculo increible a la par que irrenunciable. Este año deparó un duelo fratricida entre ingleses, en la tercera vez que se cruzaban 2 equipos de un mismo pais en la finalísima de la orejuda ( R.Madrid i Valencia en Saint-Denis en el 2000 y Milan y Juve en 2003 en Old Trafford); un duelo impetuoso, de idas y venidas, de sudor, intenso, valiente, angustioso... La calidad se sustituyó por la velocidad y la lucha, mas no defraudó. Después de un buen inició del ManU culminado por el gol de CR7 en el min.26, la perfecta disposición táctica unida a la incomensurable fuerza del equipo de Avram Grant permitió al Chelsea sobrepornerse y lograr el gol que le metía de lleno en la final al filo del descanso. Como siempre, los goles marcados en los puntos calientes (psicológicamente) del minutero futbolístico suponen un impulso para quien los logra. Y a fin que lo fué para el Chelsea en un segunda mitad de dominio absoluto suyo, que inlcuyó un chutazo espectacular de Drogba que el palo escupió miserablemente, cuando el ahora heroe Van der Sar, ya batido, contemplaba tal frustrada obra de arte. El ManU luchaba contra el infatigable pundonor del Chelsea con más ganas que convicción, pero mantuvo su portería a cero y forzó la prórroga.
En medio de la prolongación una internada de Evra fue culminada impecablemente por Giggs, lo que hubiera supuesto el gol de la victoria para el ManU de no ser por milagrosa intervención de uno de los grandes protagonistas de esta final: John Terry. Su cabeza salvó al Chelsea como el travesaño al ManU después de otro chutazo (alguien del Barça vió el partido? El sr.Pep debería pasarlo a sus pupilos para estimularles a probar fortuna más allà de los 15 m), esta vez de Lampard. Los nervios a flor de piel y rayando la crispación propociaron una pequeña tangana que se saldó con la rigurosa expulsión de Drogba por una suave caricia al estilo Laporta.
El marcador inmóbil y los penaltis aguardando ansiosos en la esquina del tiempo, ineludibles y fatales cuando el empate persiste.
La tanda gozó de la emoción de todas ellas y mi disfrute se vió colmado con el falló del vacilón CR7, que hizo una estraña paradinha, como esperando que el portero se lanzará con antelación para poder batirlo a placer, marcando paquete. Pero falló y las lágrimas le ahogaron tanto como a los chicos de A3, los cuales sabían que de perder el ManU la final por ese fallo supondría un handicap en la promoción/ argumentación de CR7 como nuevo galáctico para el Madrid.
Pero lo mejor (o peor) aun estaba por llegar. Los penaltis se sucedieron sin más fallos hasta que llegó el turno del penalty decisivo del Chelsea. No había otro hombre que lo mereciera tirar, con la hipotética gloria en el horizonte, que mi admirado John Terry. Un jugador todo fuerza y coraje, como Puyol, y máximo responsable de que el Chelsea pudiera llegar a esa tanda y tubiera la opción de vencer. Peró el destino acudió con ferviente crueldad a secar las lágrimas de su sobrevalorado elegido para hacer de ellas el charco en el que resbaló Terry y que a la prostre le hundió en la desgracia. Falló el penalty y el resto es historia. Jamás podré comprender como se escogió a Anelka antes que Essien para tirar uno de los sucesivos penaltys después de fallar el capitán , además de no poder aceptar el tono despreocupado del delantero y la falta de intensidad palpable en el momento de ejecutarlo. Menuda mierda de futbolista. Pero bien, esto es lo que nos dejó nuestro amado fútbol. Una injusticia más, bañada por la suerte que todo equipo campeón debe tener y que castigó a un Chelsea que merecía salir vecedor del duelo por entrega y ocasiones. Y ahora CR7 y Van der Sar son heroes. Es lo que tiene este deporte, que la linea que te separa del fracaso casi siempre es imperceptiblemente fina y grosera. Grosera para gente como Terry, Essien, Lampard, Carvalho y todos los blues en general( menos el puñetero Anelka). En la ciudad de Lennin, y como no podría ser de otra forma, la Champions fue para los rojos (diablos), prolongando la condenanda maldición que obliga a los equipos de la ciudad de Londres a vagar huerfanos de este título.
Una vez más el fútbol fue injusto y parcial. Pero jamás lo será lo suficiente como para que nuestro Barça gane una Champions de chiripa. Lástima.
P.D: Es triste, en el caso de que sea verdad, que la prensa deba advertir al Barça de estar " Al loro" ante un posible desmantelamiento del Chelsea post Moscú.
No me ilusiona la lista de fichajes y andaría con ojo con la impaciencia de presentar a alguien. Porque si eso supone haber de pagar la clausula de Keita , con las consecuencias que tendra esto en la negociación con el sabueso de Del Nido para el verdadero fichaje del Sevilla que debemos hacer, que es Alves, mal vamos. Yo, y como ya apunta mucha gente, casi que ficharía a Monchi o propondría un trueque Txiki+Ingla+Cruyff+Laporta por Del Nido y Monchi. Seríamos maleducados, pero ficharíamos y venderíamos mejor que los pendencieros directivos actuales.
Y para acabar, el fràgil líder vertebrador del nuevo proyecto prefiere irse a los Juegos Olímpicos antes que ayudar al club en la previa de la Champions, de la que también él es reponsable. Eso es amar los colores (los de tu pais) y lo demás es tontería.
En medio de la prolongación una internada de Evra fue culminada impecablemente por Giggs, lo que hubiera supuesto el gol de la victoria para el ManU de no ser por milagrosa intervención de uno de los grandes protagonistas de esta final: John Terry. Su cabeza salvó al Chelsea como el travesaño al ManU después de otro chutazo (alguien del Barça vió el partido? El sr.Pep debería pasarlo a sus pupilos para estimularles a probar fortuna más allà de los 15 m), esta vez de Lampard. Los nervios a flor de piel y rayando la crispación propociaron una pequeña tangana que se saldó con la rigurosa expulsión de Drogba por una suave caricia al estilo Laporta.
El marcador inmóbil y los penaltis aguardando ansiosos en la esquina del tiempo, ineludibles y fatales cuando el empate persiste.
La tanda gozó de la emoción de todas ellas y mi disfrute se vió colmado con el falló del vacilón CR7, que hizo una estraña paradinha, como esperando que el portero se lanzará con antelación para poder batirlo a placer, marcando paquete. Pero falló y las lágrimas le ahogaron tanto como a los chicos de A3, los cuales sabían que de perder el ManU la final por ese fallo supondría un handicap en la promoción/ argumentación de CR7 como nuevo galáctico para el Madrid.
Pero lo mejor (o peor) aun estaba por llegar. Los penaltis se sucedieron sin más fallos hasta que llegó el turno del penalty decisivo del Chelsea. No había otro hombre que lo mereciera tirar, con la hipotética gloria en el horizonte, que mi admirado John Terry. Un jugador todo fuerza y coraje, como Puyol, y máximo responsable de que el Chelsea pudiera llegar a esa tanda y tubiera la opción de vencer. Peró el destino acudió con ferviente crueldad a secar las lágrimas de su sobrevalorado elegido para hacer de ellas el charco en el que resbaló Terry y que a la prostre le hundió en la desgracia. Falló el penalty y el resto es historia. Jamás podré comprender como se escogió a Anelka antes que Essien para tirar uno de los sucesivos penaltys después de fallar el capitán , además de no poder aceptar el tono despreocupado del delantero y la falta de intensidad palpable en el momento de ejecutarlo. Menuda mierda de futbolista. Pero bien, esto es lo que nos dejó nuestro amado fútbol. Una injusticia más, bañada por la suerte que todo equipo campeón debe tener y que castigó a un Chelsea que merecía salir vecedor del duelo por entrega y ocasiones. Y ahora CR7 y Van der Sar son heroes. Es lo que tiene este deporte, que la linea que te separa del fracaso casi siempre es imperceptiblemente fina y grosera. Grosera para gente como Terry, Essien, Lampard, Carvalho y todos los blues en general( menos el puñetero Anelka). En la ciudad de Lennin, y como no podría ser de otra forma, la Champions fue para los rojos (diablos), prolongando la condenanda maldición que obliga a los equipos de la ciudad de Londres a vagar huerfanos de este título.
Una vez más el fútbol fue injusto y parcial. Pero jamás lo será lo suficiente como para que nuestro Barça gane una Champions de chiripa. Lástima.
P.D: Es triste, en el caso de que sea verdad, que la prensa deba advertir al Barça de estar " Al loro" ante un posible desmantelamiento del Chelsea post Moscú.
No me ilusiona la lista de fichajes y andaría con ojo con la impaciencia de presentar a alguien. Porque si eso supone haber de pagar la clausula de Keita , con las consecuencias que tendra esto en la negociación con el sabueso de Del Nido para el verdadero fichaje del Sevilla que debemos hacer, que es Alves, mal vamos. Yo, y como ya apunta mucha gente, casi que ficharía a Monchi o propondría un trueque Txiki+Ingla+Cruyff+Laporta por Del Nido y Monchi. Seríamos maleducados, pero ficharíamos y venderíamos mejor que los pendencieros directivos actuales.
Y para acabar, el fràgil líder vertebrador del nuevo proyecto prefiere irse a los Juegos Olímpicos antes que ayudar al club en la previa de la Champions, de la que también él es reponsable. Eso es amar los colores (los de tu pais) y lo demás es tontería.
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